El cura guerrillero fallecido en Nicaragua hace 33 años fue homenajeado con una ofrenda floral y una lectura de poemas ante su monumento
También Juana María García recurrió a un poema, «Invictus» de William Ernest Henley, un canto a la fe, a la libertad y a la resistencia humana enfrentadas a los momentos más desoladores de la existencia. Por su parte, Lidia Fernández, presidenta de la asociación Gaspar García Laviana, una organización no gubernamental con fines humanitarios y sociales, subrayó que el trabajo del colectivo es «un grano de arena en un desierto pero importante para el pueblo nicaragüense». Hizo hincapié en que actualmente «no hay justicia social en muchas zonas del planeta».
La asociación, fundada en 1987, «sigue los mandatos de Gaspar García Laviana» y trabaja en Nicaragua. «No sabemos si Gaspar llamaría a rebelarse si viese la situación actual de Europa», señaló Fernández. «Ante la actual crisis de valores hay dos opciones, hundirse en la miseria moral o adquirir conciencia e intentar cambiar el panorama. Creo que esto último es lo que haría Gaspar», afirmó. Cerró el acto, antes de que sonase el himno de Asturias interpretado por la gaita y el tambor, el salvadoreño César Ochoa, que estaba de visita por Asturias y decidió sumarse al homenaje. «Hombres como Gaspar García Laviana, el comandante Martín, hacen que sigamos soñando con que otro mundo es posible. Dejó su vida e inyectó mucha ilusión entre los nicaragüenses», señaló.